El conde Bernardino de Rebolledo |
Pese a los prejuicios que siempre han querido hacer de la aristocracia un estamento interesado fundamentalmente en guerras, batallas o en la más prosaica labor de hacer dinero, es bien sabido que -si no para todos, sí para una buena parte de los miembros de esta clase- la preocupación por la estética, el arte y la cultura estuvo siempre presente dentro de su mentalidad: sólo léanse a Urquízar Herrera y lo entenderán enseguida. Tampoco les era ajena la pluma, algunos de ellos como reconocidos autores y poetas (¿qué si no era nuestro inmortal Garcilaso de la Vega?). Pero sin querer elevarnos tampoco a esos niveles cuasi siderales -no ha habido, según mi opinión, un segundo Garcilaso en nuestra literatura-, traigo aquí dos simpáticos y curiosos ejemplos de lo que podríamos denominar lira nobiliaria: el primero, los Ocios del conde Bernardino de Rebolledo, impresos en Amberes en 1660 y como pueden suponer por las fechas, muy quejosos de Lisis, Floris y tantas y tantas damas imaginarias a las que su autor -que aparece en un excelente grabado en la segunda página, estampado con peluca, lazos y cuellos de auténtico currutaco a la moda de la época-, reprocha sus esquivos desamores y desdenes en un típico ejercicio culterano propio de la enrevesada retórica del momento.
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Genealogía del conde de la Roca, autor de El Fernando, o Sevilla Restaurada |
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Juan Cartaya (4 de noviembre de 2013). LA LIRA DE ERATO Y DE CALÍOPE. ARISTOCRACIAS. Recuperado 25 de abril de 2025 de https://doi.org/10.58079/cxbu