Subo los enlaces de diversos artículos cienfíficos de interés acerca de los temas que tratamos en el presente blog. En este caso, proceden de la revista Studia Historica, de la Universidad de Salamanca. Le seguirán próximas entregas, Dios mediante, componiendo la de hoy la los siguientes títulos:
Y por último (y con esto van cinco), y con el deseo de que les sean de utilidad y los disfruten,
Así podríamos titular la obra de messire Pedro Alberto de Launay -con quien no es la primera vez que nos encontramos, y tampoco será la última-, Rey de Armas de los Estados Bajos, que durante el último cuarto del s. XVII agasajó y obsequió a los sucesivos gobernadores generales de lo que fueron las posesiones de la Monarquía Hispánica en Flandes con varios soberbios tratados manuscritos, que en general resumían las biografías institucionales de aquellos: crónicas heráldicas y genealógicas cuya más clara función era la de agradar a sus beneficiarios.
Traigo hoy aquí tres curiosas variantes de un mismo tratado: el Catálogo de los regentes, gobernadores, lugartenientes y capitanes generales de los Estados de Flandes y Borgoña, con sus elogios y blasones de armas, desde el año de 1404 hasta el de 1672 (o 1679, o 1685, según a quien estuviera dedicado el ejemplar), tres pequeñas maravillas del arte de la Heráldica: sobre todo el primero de ellos, fechado en 1672 y dedicado al conde de Monterrey: una auténtica edición príncipe de este tratado por su extraordinaria calidad.
Una segunda edición manuscrita estaría dedicada a don Francisco Marcos de Velasco, del orden de Santiago y castellano de Amberes; y la última -que incorpora un magnífico árbol genealógico del agasajado- al marqués de Bedmar.
Tres joyas, tres (todas ellas en nuestra Biblioteca Nacional), que no he podido resistirme a compartir con ustedes pese a lo avanzado de la hora, y a tener ya, por los afanes de hoy, “los ojos byen ruynes”, como diría nuestro Felipe II, señor de esos mismos Estados Bajos a los que en esta entrada nos referimos. Que la disfruten, y feliz semana.
Ese fue, en resumen, la línea maestra del contenido de la carta escrita por el gran duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo Pimentel, al desnaturalizado padre santo (más bien padrastro para el monarca hispano), Paulo IV Caraffa -tan descomedidamente antiespañol-, dejándole meridianamente claro que tales aficiones (las de hacerle constantemente la cama al Rey Católico con sus enemigos franceses, e incluso en connivencia con el turco) podrían costarle lo mismo que le costó, en el pasado, a su antecesor Clemente VII.
Excesivo duque, del que ya he tratado en estas páginas y sobre el que vuelvo por la obviedad de la oportunidad, haciéndoles llegar el casi desconocido Elogio a su persona compuesto en 1573 por el humanista Calvete de Estrella, preceptor de Felipe II, rescatado y editado a expensas del cultísimo intelectual, mecenas y bibliófilo que fue don Jacobo Fitz-James Stuart, padre de la fallecida duquesa.
Y abro esta entrada con una interesante -y también poco conocida- iconografía del Duque de Hierro, de la que doy referencia en el pie de foto. Todo un personaje, sin duda, el III duque: aún recuerdo el sorprendente contraste que suponía ver, en la galería de titulares del ducado que años ha fue expuesta por la Fundación ducal, cómo se abría dicha muestra con las figuras de don García, don Fadrique y don Fernando, tres rayos de la guerra, y se cerraba con el desmayado retrato del por entonces duque consorte. Contrastes, en fin. Que tengan ustedes un buen domingo.
En este caso del I Congreso de Genealogía y Heráldica celebrado en 1929 en la Exposición de Barcelona, del que adjunto enlace a sus actas, digitalizadas por la Biblioteca Virtual de Andalucía, y que debemos a la gentileza de Fernando Hidalgo, que ha dado hoy noticia de ellas en las redes sociales. Son dos volúmenes en formato pdf. Los contenidos del primer tomo son los siguientes:
Y los del segundo, los que siguen. Que los disfruten, y buen fin de semana.
Como, sin faltar a la verdad, podría decir la popular obra de Arniches de 1910. Hoy se ha ido -esperamos que sin duda a un lugar mejor- desde su querida Sevilla la última duquesa (con el numeral XVIII) de Alba de Tormes, sin duda todo un personaje no solo en la ciudad andaluza, sino en todo el planeta aristocrático del que desde este blog nos ocupamos.
No abundaré -para eso están ya la televisión, las redes sociales y las publicaciones del corazón- en su perfil biográfico; para qué. Otros lo harán mejor sin duda (de hecho, más de un 30% de la duración del Telediario hodierno se ha dedicado al tema). Pero sí quiero traerles aquí, en su recuerdo -tal vez en su homenaje-, el curioso documento que recoge una composición poética dedicada tras su fallecimiento a su ilustre homónima y predecesora, María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo, la famosísima duquesa goyesca en la que la última duquesa sin duda pudo reconocerse tantas veces. Sirvan también estos versos, que perfectamente pudieran estar dedicados a ella, para su recuerdo:
La Duquesa murió. La luz brillante
del astro de Alba, entre ofuscadas nieblas
se esconde…
Descanse en paz, en fin, esta singular mujer y aristócrata, sorprendente y controvertida, que durante su vida no dejó indiferente a nadie; y sea para ella la tierra leve.
Aunque ya hemos hablado de la Orden de Montesa con anterioridad, hoy les traigo a este su blog algún material nuevo al hilo de la publicación de un nuevo título de gran interés acerca de ésta, auspiciado por el CSIC (que sin duda tiene ya una excelente bibliografía sobre Órdenes Militares), y derivado de la tesis doctoral sobre sus caballeros sobre la que di algunas noticias en el pasado, escrita en valenciano y hoy adaptada para su publicación como texto de referencia, y traducida al castellano.
Y como suelo, aquí van un par de propinas: el Escudo Montesiano, o exposición larga y procelosa de los privilegios de sus caballeros; y su libro de las Definiciones (o Reglas), con el rezo de sus horas canónicas -rezo al que estos últimos días me he referido-, impreso en Valencia en 1570. Que los disfruten.
Muy breve es la entrada de hoy, simplemente atendiendo el pedido que se me ha realizado por un lector de subir a este blog algún enlace que permitiera disfrutar del breviario de Isabel la Católica completo, al que aludí en la última entrada publicada.
Así pues, subo este enlace a la Web de la British Library donde podrán disfrutarlo; y buen domingo.
Demostrada a lo largo de todas las horas del día, en un Universo teocéntrico y por tanto dominado por la majestad divina, ante la que todo -reinos, señoríos, alardes, caballería- era nada. Un mundo de piedad, de cotidiana devoción, de intensa comunión con -y en- la Divinidad. Un mundo ya perdido en nuestro tráfago de hoy, sea este servido según el gusto marxista o capitalista, ambos igualmente alejados de este modelo, tal vez ingenuo, sin duda añejo, pero absolutamente sincero. Dios estaba ahí, tan presente como la persona que se tenía al lado.
Y esto podemos verlo claramente en algunas de las propuestas que hoy les traigo a este blog: libros de horas que regulaban la religiosa cotidianidad y la conciencia de nuestros aristócratas (hacía falta serlo para encargar uno de ellos, que costaban lo que hoy un automóvil). Así pues, el primero es una magnífica pieza francesa de finales del s. XIII, maravillosamente miniada (BNE, Vitr. 23/10), siguiéndole otro salterio de similar cronología (BNE, Vitr. 23/9), y el soberbio Libro de Horas de Carlos V (BNE, Vitr. 24/3).
Terminamos con otra pieza, que perteneció al linaje borgoñón de los Rolin, cancilleres del ducado allá por el s. XV (BNE, Res/149), retratados por Van Eyck, ilustrada con bellas grisallas obra de Alejandro Bening. Y abre la entrada un excelente vídeo del editor Moleiro que nos muestra el breviario de Isabel la Católica, obra flamenca (aunque profundamente española, sin embargo) de finales del s. XV, hoy en la British Library, un soberbio ejemplo de estos compañeros de la fe y la devoción personal que eran los libros de horas, breviarios y salterios. Que los disfruten durante el fin de semana.
Sobradamente conocida, hoy les traigo a esta su página el enlace a la prestigiosa revista digital EMBLEMATA, monográfica de Heráldica y Emblemática, auspiciada por la Diputación de Zaragoza. Pueden descargarse de dicho enlace los nueve últimos números. Y dos notas sobre libros: otro nuevo trabajo del más que prolífico profesor Sánchez-Molero sobre Felipe II; y (tal y como algunos seguidores de este blog me habían pedido) el enlace a la Web del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, en donde puede adquirirse mi libro La Pasión de don Fernando de Añasco. Está disponible en otras librerías, tanto en Sevilla (caso, entre otras, de la Librería Céfiro), como en la Web.
… Que es el que sin duda hemos de agradecer al Dr. Soria Mesa al compartir en Internet, en formato abierto, su obra “El cambio inmóvil. Transformaciones y permanencias de una élite de poder (Córdoba, SS. XVI-XIX)”, Ed. Ayto. de Córdoba, Córdoba, 2000. Seguidamente les proporciono el enlace para su descarga, que pueden realizar desde aquí. Y nuevamente gracias al Dr. Soria por su iniciativa, sin duda encomiable, que pone en nuestras manos una obra -como esta- de referencia, para todos aquellos que nos ocupamos, en nuestros estudios, del singular estamento que es la nobleza.
Siempre se ha puesto a la aristocracia española como un ejemplo de escasez de letras, como un estamento de cultura escasa. Esa simplificación, muy posiblemente interesada (aunque bien es cierto que algunos de los más desgarrados majos y manolos dieciochescos, iletrados ellos por antonomasia, fueron varios de nuestros más reconocidos aristócratas), queda puesta en evidencia por algunos ejemplos de eminente cultura, de los que -por cierto- ya he ofrecido algún que otro botón de muestra en este blog.
Hoy quiero trarles aquí, al hilo de la nueva bibliografía que sobre estos temas va apareciendo, al muy versado III conde de Fernán Núñez, don Francisco Gutiérrez de los Ríos y Córdoba (1644-1721), vizconde de Abencalez, Señor de La Morena, caballero de Alcántara y comendador de Montealegre; militar en Sicilia, Flandes y en la costa de Andalucía; diplomático y embajador en Polonia y Suecia; pedagogo, erudito y culto políglota, cuya nueva biografía, escrita por Carolina Blutrach, vengo en recomendarles (aquí tienen, por cierto, sus primeras páginas).
Formó una importante biblioteca, cuyo número de volúmenes da fiel fe de su ingente curiosidad intelectual; y dejó para la imprenta el curioso vademécum llamado El Hombre Práctico, cuya deliciosa y atenta lectura les encomiendo. ¿Una aristocracia inculta? Quizá, pero con algunas -no pocas, por cierto- y muy honrosas excepciones como esta.
Y sólo música hoy, nada más -nada más y nada menos-, como la que podía sonar en un palacio español entre los siglos XV y XVI: Juan del Enzina, Gabriel Mena, Pedro Guerrero, Mateo Flecha, Alonso Mudarra, Francisco de la Torre… ¿Qué más se puede pedir como banda sonora de estas horas, ya oscureciendo la tarde del lunes? Y toda ella en esta lista de YouTube. La acompaño de los poemas del Cancionero de Stúñiga, recopilado en la corte catalanoaragonesa de Nápoles entre 1460 y 1463. Que ustedes disfruten.
Sean refinados o quizá currutacos petimetres, les traigo hoy a esta su página una galería de significados realistas del período Estuardo, precedidos -como no podía ser menos- por el descabezado monarca, Carlos I, y seguido por su hijo y heredero, Carlos II.
Encabezados por ambos, una galería de curiosos personajes les siguen de cerca: príncipes, como el Elector Palatino; relevantes nobles, como el conde de Northumberland; etcétera (destaca entre ellos por su original el de Sir Neil O’Neill, disfrazado de exótico sauvage y acompañado de una armadura japonesa, obra de John Michael Wright, en 1680). Y como factor común de tan notable número de representantes del británico estamento, como verán ustedes, se halla el hecho de que la gran mayoría de estos retratos se deben a la diestra mano de Antoon Van Dyck o de su inmediato círculo: retratos para una posteridad aristocrática, símbolos de la distinción de sus retratados. Añadido a ellos, aquí va alguna buena bibliografía sobre el período: una reciente biografía política de Carlos I, de Richard Cust; otra obra de C.V. Wegdwood sobre su juicio y condena; y una última semblanza del monarca, por Charles Carlton. Que los disfruten; y buena tarde.
Continuamos nuestra serie sobre la heráldica francesa con un nuevo armorial, realizado en torno a 1450 y esta vez de la mano del heraldo Guillaume Revel, comisionado por Carlos, duque de Borbón, de Auvernia y conde de Forez, que solicitó a su heraldo realizar un completo repertorio heráldico de todas las familias nobles de su principado, asentadas en las diversas villas de su señorío.
Conservado asimismo en la BNF (Français 22297), en sus extraordinarias (aunque desgraciadamente incompletas) ilustraciones destacan los retratos de San Luis, Rey de Francia, del conde de Clermont y de diversos miembros significados de la Casa de Borbón.
Pero no son estos retratos el contenido más interesante del códice que hoy les ofrezco, sino los bellos y minuciosos dibujos de las villas, señoríos y cortes feudales de la Auvernia francesa, que preceden a diversos repertorios heráldicos y árboles genealógicos que nos muestran quién era quién en dichas cortes a lo largo de sus 506 páginas, y sobre el que podemos recabar más información aquí. Que lo disfruten.
